El helicóptero del Faraón

Crónica de un borrón malinterpretado

Guillermo Giménez de Castro
Centro de Rádio Astronomia e Astrofísica Mackenzie
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São Paulo, Brasil
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Abril de 2000

Desde tiempos remotos las pirámides de Egipto han sido objetos de misterio y leyenda.  Aceptando las opiniones más extremistas ellas serían reservas de increibles conocimientos y portentosa energía.  Los tiempos pasan.  La leyenda continúa.  Los fabricantes de sueños facturan.  Pocos meses atrás, el canal codificado norteamericano Fox mostró en un documental las "evidencias" de que en un jeroglífico se habría dibujado adrede el perfil de un helicóptero de última tecnología.  Como si fuera poco, lo anunció en su noticiero.

La ciencia es aburrida.  Cada vez que un científico hace una afirmación, es porque ha verificado por diferentes métodos independientes sus conclusiones.  De todas formas, esa afirmación será posteriormente verificada (o no) por otros investigadores en otras partes del mundo.  Si la afirmación representa un descubrimiento muy radical, por ejemplo una Teoría de la Relatividad o una Evolución de la Especies, el debate posterior puede durar años y las confirmaciones posteriores toman otro tanto.  En rigor, una teoría está siempre bajo escrutinio.  Es la única forma de conocer sus límites.

Un elemento usado en ciencias es la comparación.  Existe un conocido anónimo que dice: "si camina como un pato, anda en el agua como un pato y grazna como un pato, debe ser un pato". Sin embargo ninguna afirmación puede basarse apenas en juicios comparativos.  Un ejemplo reciente, hace unos años la NASA hizo público el descubrimiento de microfósiles marcianos.  La conclusión se derivaba de la similitud morfológica entre unas marcas en un meteorito de origen marciano y microfósiles terrestres.  El debate posterior aún continúa, y no son pocos los que creen que la conclusión de los investigadores de la NASA fue apresurada.

Sobre las pirámides de Egipto se ha escrito una bibliografía tan vasta que es inabarcable en este artículo tan corto.  Los mismos egipcios faraónicos ya hablaban de sus misterios, lo que no es de extrañar, siendo como fueron objetos simbólicos de recordación y para la veneración, necesariamente estaban unidos a leyendas fabulosas. Aunque piramidólogos autodidactas y prestos a publicar sus revolucionarias ideas existieron siempre, a mediados del siglo XIX, una onda nueva comenzó a sacudir los medios de prensa y la opinión pública. Las pirámides podrían contener secretos de una tecnología más avanzada que la nuestra.  Algunos autores (Däniken por ejemplo) resaltan la similitud entre las pirámides egipcias y aztecas, separadas por miles de años y kilómetros y colocan la hipótesis de que sus constructores serían los mismos individuos, probablemente de origen extraterrestre.  Este es un ejemplo de comparación liviana.  Supongamos que sea cierto que ambos grupos de pirámides hayan sido construidas por los mismos individuos, entonces tendría que haber más evidencias, no tan sólo la forma.  Técnicas de construcción, usos, etc.  Por qué sólo se encuentran similitudes en pirámides?  Por qué no en el resto de ambas culturas? El argumento es además muy débil. Es evidente que la pirámide es la forma de construcción más sencilla.  Los niños la practican en sus juegos diarios cuando apilan objetos de menor tamaño sobre objetos de mayor tamaño, o cuando construyen castillos de naipes.  Pirámides de base triangular, cuadrada o circular se encuentran en muchas culturas.  Y eso simplemente, porque son sencillas de construir y calcular, y resultan robustas una vez terminadas.

Hacia 1860, un joven astrónomo escocés de nombre Piazzi Smith lanzó la teoría de que la Gran Pirámide (en Gizé) era un monumento científico que contenía en forma codificada valores de parámetros astronómicos sólo conocidos por la humanidad miles años después de la construcción de la misma.  Veinte años después, el británico y noble Flinders Petrie, llegó hasta Egipto munido con los mejores instrumentos de medición de su época con la intención de corroborar las mediciones de Piazzi Smith y con esto sus conclusiones.  Quedó desolado al verificar que las mediciones del astrónomo escocés estaban equivocadas.  Sin embargo la idea de que la Gran Pirámide contiene información codificada continuó.   Por ejemplo, en un clásico libro piramidológico escrito por un argentino (El enigma de las pirámides, J.A. López, Ed. Kier, Buenos Aires, 1965) se afirma que en la altura de la Gran Pirámide (146,60 metros) se codificó el valor de la distancia Tierra - Sol durante el perihelio (momento de mayor aproximación de la Tierra al Sol) y que es de 146,97 millones de kilómetros. Claro que entre un número y otro hay un factor 109.  Para que esta conclusión tenga algún viso de ser aceptada, ese mismo factor debería ser encontrado en otras relaciones. Como veremos, esto no ocurre y por el contrario cada medida cuenta con su propio coeficiente ad-hoc.

López deduce, a partir de un Teorema Métrico (que a juzgar por lo expuesto en el libro poco tiene de teorema), un cierto Metro Egicpio (me) que correponde a 0,9530 m modernos.  Con esta unidad de medida transforma la altura interna del sarcófago de Keops (0,8527 m) obteniendo 0,8126 que puede ser leido como 81,26 (cm egipcios?), número muy similar a 81,30 que es la relación de masas entre la Tierra y la Luna.  El ancho del sarcófago es 0,6675 me que también puede ser leido como 667,5 (mm egipcios?) cuya mitad es 333,7 valor que coincide con el cociente de masas Sol/Tierra. La inversa de la longitud interior del sarcófago expresada en me le da 5,192 que multiplicada por 1024 es la masa de la Tierra en kg.  Por último en una incomprensible transformación a segundos al cuadrado donde da claras muestras de su desprecio por cualquier orden de magnitud, convierte  el ancho del sarcófago en la aceleración de la gravedad en los polos (9,82 m/s2).   El peligro de usar libremente la matemática  es que es muy fácil obtener cualquier resultado con pocos números y una aritmética simple.  Todo esto sin contar que López utiliza una precisión absurda en sus medidas.  Normalmente el error es  del orden del mm cuando se trata de una medida de centenas de metros.  En el caso del sarcófago, que él mismo describe como no acabado e imprecisamente tallado, el error de la medición es de 0,01 mm.  O sea, en general, la precisión es aproximadamente 0.001%!  Haciendo un enorme esfuerzo por aceptar estas conclusiones de todas formas  es evidente que López  abusa de la comparación para arribar a conclusiones osadas.  Como dije al principio, presentadas de esta forma, no pasan de mera especulación.

Imágenes y estatuillas también han sido blanco de fáciles comparaciones.  Tal vez la más famosa es el supuesto astronauta de la cámara funeraria del Templo de las Inscripciones en Palenque.  Los libros de Däniken son pletóricos de estas asociaciones simples.  Sin embargo en los últimos meses hemos sido conmovidos por la aparición de una nueva de estas asociaciones.  La historia parece remontarse a 1992. Según Georgeos Díaz Sánchez, arqueólogo y especialista en paleolingüistica español, los escritores alemanes Peter Krasa y Reinhard Habeck, creyeron ver en medio de unos jeroglíficos egipcios del templo de Abydos la imagen que aparece  en la parte superior de la Figura reportando la información hacia 1992. Para algunos observadores sensibles a interpretaciones extraordinarias, se trataría de un esquema de un helicóptero, por ejemplo, como el Apache mostrado en la foto inferior alterada para facilitar la comparación.  En rasgos generales, las imágenes se parecen, sin embargo, en los detalles rápidamente empiezan a diferir. Hasta se podría decir que el jeroglífico  parece más a un avión monoplaza de alas altas, al que le estaría faltando la hélice.

El primer problema al que tenemos que hacer frente es saber si se trata efectivamente de un dibujo verdaderamente encontrado en un jeroglífico.  Hoy en día, la digitalización de las imágenes nos permite crear cualquier foto que deseemos.  Asumamos que se trata de una imagen realmente tomada de un jeroglífico egipcio.  El propio Georgeos Díaz encontró la solución hacia 1995 y la publicó en el Número 1 de la revista española Arqueología y Enigmas de la Historia en Abril de 1996, así como en las revistas La Esfinge: Revista de Egiptología y la Revista de Egiptología: Osiris. Posteriormente, y por consulta de otros estudiosos, Katherine Griffis-Greenberg, de la Universidad de Alabama (Birmingham, EEUU), miembro del American Research Center in Egypt  y de la International Association of Egyptologists Special Studies, corroboró los resultados de Díaz. La solución es que se trata de un palimpsesto en el cual se confunden los textos antiguos con los nuevos.  Un palimpsesto es un texto escrito sobre otro que no fue completamente borrado y son comunes en papiros.  En este caso se trata de una inscripción en bajo relieve.  Para borrar el texto antiguo colocaron argamasa. Parte de esa argamasa cayó y así estamos en presencia de una superposición parcial de ambos textos.  Díaz demostró absolutamente que el viejo texto hacía referencia a Seti I con alguno de sus múltiples y largos nombres y fue cambiada por la de su hijo y sucesor Ramsés II, también a través de un seudónimo.  El revisionismo histórico, como vemos, ya comenzó en el viejo Egipto. Para el lector que quiera leer el artículo original de Georgeos Díaz puede hacerlo siguiendo el enlace: Los Modernos Artefactos de Guerra Del Templo de Abydos. Profecías del futuro o un error de interpretación?

La interpretación extraordinaria nos pone en presencia más una vez de una comparación liviana, hecha apenas de trazos esquemáticos sin otra sustenación, apenas el deseo de demostrar una teoría.  La imagen del helicóptero de Abydos ha recorrido el mundo varias veces a través de Internet.  Pero hace pocos meses el canal de TV pago, Fox, nos regaló con un documental, supuestamente científico, en el que se demostraba que las pirámides fueron construidas por seres extraterrestres.  Una de las demostraciones: el helicóptero de Abydos.  Para confundir más a la opinión pública, la Fox mandó adelantos del documental en su noticiero vespertino.  Claro, debemos recordar que Fox es el canal de los Archivos X, una ficción que sin embargo muchos toman seriamente.  Dada la mezcla de realidad y ficción del documental sobre Egipto pareciera que incluso los mismos directivos del canal y sus editores de información tienen problemas para distinguir entre ambos. Porque por ahora, el único helicóptero faraónico, seguirá siendo el del ex-presidente Menem.